Sembrando
De aquel rincón bañado por los fulgores,
del sol que nuestro cielo triunfante llena,
de la fronda tierna donde entre las flores
se deslizó mi infancia dulce y serena.
Envuelto en los recuerdos de mi pasado
borroso cual lo lejos del horizonte,
guardo el extraño ejemplo nunca olvidado
del sembrador mas raro que hubo en el monte.
Aún no se si era sabio, loco o prudente,
aquel que humilde traje vestía,
solo se que al mirarlo,
toda la gente con profundo respeto se descubría.
Y lo que acaso su gesto sereno y noble,
sienten las majestades de lo gigante.
Una tarde subí a la sierra
y al sembrador sembrando mire risueño.
Desde que existen hombres sobre la tierra,
nunca se ha trabajado con tanto empeño.
Quise saber curioso lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía.
El infeliz oyome benignamente,
y me dijo con honda melancolía.
-Siembro robles y pinos y sicomoros,
quiero llenar de frondas estas laderas,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuando yo muera
-Porque tantos afanes en la jornada
sin buscar recompensa?- dije,
y el loco murmuró con las manos sobre la azada.
-Acaso por ser niño te asombre mucho
el soberano impulso que a mi alma enreda,
por los que no trabajan, trabajo y lucho,
si el mundo no lo sabe Dios me comprende,
hoy es el egoísmo torpe maestro
a quien rendimos culto de varios miedos,
si rezamos pedimos solo el pan nuestro,
nunca al cielo pedimos pan para todos,
en las propias miserias los ojos fijos,
buscamos las riquezas que nos convienen,
y todo lo arrastramos por nuestros hijos,
es que los demás padres hijos no tienen ?
Vivimos siendo hermanos solo en el nombre,
y en las guerras brutales con sed de lobo
hay siempre un fratricida dentro del hombre,
y el hombre por el mismo siempre es un lobo,
por eso, cuando el mundo triste contemplo,
y me afano y me impongo dura tarea,
y se que vale de mucho mi pobre ejemplo,
aunque pobre y humilde parezca y sea,
hay que luchar por todos los que no luchan,
hay que pedir por todos los que no imploran,
hay que ser como las abejas,
que en la colmena fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales,
hay que ser como el viento que siembra flores,
lo mismo en la montaña que en la llanura,
hay que vivir la vida sembrando amores
con la vista y el alma siempre en la altura-.
Dijo el loco y con honda melancolía
por las breñas del monte seguía trepando,
y al perderse entre las sombras aún repetía
Hay que vivir sembrando, siempre sembrando
Marcos Rafael Blanco Belmonte
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1 comentario:
Estimada Adriana Patricia Diaz
Me encanta el trabajo y la dedicación que has puesto en este rincón, solamente me atrevo desde mi ignorancia a hacerte una corrección, el poema que publicas como “El loco” de Kalil Gibran, en realidad se llama “ Sembrando”, y es del inolvidable autor, Cordobés, (España), Marcos Rafael Blanco Belmonte. Nada mas, te deseo lo mejor, y prometo visitarte seguido. Gracias y saludos desde Paraná.
Miguel Angel Blanco
Sentimientos@argentina.com
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